19 de noviembre de 2020.- El sector turismo podrá observar una recuperación en México y América latina el próximo año si establece sólidos protocolos de seguridad en sus empresas y amplíalos que tiene al grado de aplicar modelos que compartan la responsabilidad de la salud con los propios turistas, huéspedes o usuarios de sus diversos servicios.
Directivos de la industria turística de México y expertos en salud y protocolos de seguridad sanitaria consideran que la responsabilidad del modelo de salud no es sólo de las empresas, ya que existe un riesgo muy alto en un importante porcentaje de la población que no cree en el virus y que por ello no sigue ninguna medida de seguridad sanitaria.
Convocados por la Asociación para la Cultura y el Turismo de América Latina (ACTUAL), los directivos y especialistas afirmaron que no existe ningún lugar sobre el planeta que pueda estar libre del riesgo de una pandemia y advirtieron sobre situaciones como la llegada de turistas que no han seguido protocolos de seguridad en sus países de origen ahora que comienzan a viajar hacia las zonas turísticas de México y América Latina.
En la reunión denominada La Seguridad en la Bioseguridad, Fernando Compeán, presidente de Meeting Place y especialista en turismo de reuniones, dijo que este tipo de turismo ha sido uno de los más golpeados por la pandemia de la COVID-19, en los momentos en que este modelo de turismo se había colocado como el sector número 14 en valor económico a nivel mundial, por encima incluso de muchas industrias manufactureras.
A nivel internacional, añadió, se han desarrollo protocolos de safe travel promovidos por los gobiernos y por organismo como el WTTC, “que a pesar de su eficiencia no podemos asegurar que sean 100% seguros, tienen límites”.
Por su parte Julián Arroyo, presidente de la Asociación de Agentes de Viajes de la Ciudad de México, aseguró que este sector aún presenta cifras negativas a pesar de cierta reactivación de lugares y zonas turísticas, lo que le ha obligado al sector a enfocarse en el mercado interno, lograr precios más competitivos y mejorar su nivel de atención.
La industria turística, dijo, ha trabajado para unificar diversos manuales, lo que posiblemente no sea suficiente, ya que en la sociedad no existe la cultura de la protección, lo que obliga a hacer una intensa revisión de lo que sucede tanto en México y América latina como en otras partes del mundo en esta materia para aplicar modelos y “saber si vamos bien”.
El directivo hizo hincapié en la importancia de revisar las finanzas de los negocios para que los protocolos de seguridad que se ofrecen no sólo sean eficientes sino que puedan ser pagados por los empresarios.
Ambos directivos resaltaron el reto de que los empresarios del sector turismo sean lo suficientemente firmes con los usuarios de los servicios para evitar que éstos infrinjan los protocolos de segundad y se conviertan en un riesgo, así como buscar nuevos modelos que apliquen protocolos que reduzcan el riesgo de contagio incluso antes de la llegada de huéspedes o turistas a sus destinos de paseo y descanso.
Por su parte, María Luisa Ruiz, oftalmóloga y especialista en protocolos de seguridad sanitaria, hizo un recuento del surgimiento del virus y de su naturaleza, los efectos y riesgos en el sector turismo, y advirtió que si las condiciones se mantienen como hasta el momento, al finalizar este año o principios del 2021 se estaría reduciendo en un 80% el ingreso obtenido por esta actividad antes del inicio de la pandemia en todo el mundo.
La especialista reconoció que técnicamente no existe ningún lugar en el planeta que pueda estar libre de un posible contagio y comentó que las consecuencias puedan manifestarse en la población por lo menos dos años de forma intensa.
Finalmente, Gerardo Magallón, representante de la empresa Betapersei, explicó un modelo para gestionar posibles certificaciones de seguridad sanitaria para las empresas que integran ACTUAL o cualquier otro organismo de la industria turística, que tiene como valor el apego a todos los protocolos de seguridad más sólidos, garantiza una eficiente comunicación de los principios de seguridad a todos los trabajadores del sector y da seguimiento a su buena aplicación.
Se trata, dijo, de un modelo único en América Latina que tiene un costo bajo para las empresas, puede ser entendido y aplicado por todos los trabajadores y puede incluso servir como una forma de apoyo para los organismos privados de representación de la industria turística en México y Latinoamérica.