Los automóviles son muy inteligentes y cuando algo anda mal con ellos es fácil darse cuenta, ya que existen algunas señales que se lo hacen saber a los usuarios y una de ellas es a través del olfato, pues hay varios olores que te indican que el vehículo está presentando fallas.
Por ejemplo, cuando el sistema de refrigeración tiene problemas se puede percibir un olor a quemado con toque dulce, el cual sería señal de sobrecalentamiento y esos llamados “calentones” afectarían de gravedad al motor, por lo que es vital revisar ese tema inmediatamente.
Asimismo, si el olor es únicamente a quemado podría deberse a fallas en el sistema de frenos, así que se recomienda checar todo el sistema de frenos, incluidas las balatas, artículo que se encuentra en diversas presentaciones como la marca GONHER, debido a que eso significaría un desgaste excesivo.
Por otra parte, cuando el catalizador sufre de algún problema también se puede saber mediante un olor, en este caso a azufre o huevo podrido, por lo cual es difícil que pase por alto. En este caso la única solución que tiene el automovilista es la de reemplazarlo.